Un campamento de Semana Santa nevado

Pues ya estamos de vuelta, aún saboreando lo bien que lo hemos pasado en el campamento de Semana Santa en Villamanín.

Villamanín nos recibió el jueves con una estupenda nevada que hizo que nos cubriéramos de blanco mientras descargábamos las mochilas y el material de los autobuses.

Tras hacer una reorganización de las camas del albergue para poder dormir por Ramas, comenzamos el campamento propiamente dicho.

Tras las primeras actividades de cada Rama, hicimos un gran juego de grupo todos juntos por todo el pueblo en la que cada Rama representaba un pueblo del Libro de la Selva: los lobos, los perros jaros y el pueblo diminuto.

Después de cenar tuvimos que echar mano de los «planes B», ya que la nieve nuevamente caía sobre nosotros en copos realmente grandes.

El viernes era el día que teníamos reservado para hacer las marchas. Salimos con muchas ganas, ya que la zona era realmente espectacular, aunque no pudimos completarlas en su totalidad por culpa de la nieve y la niebla.

Sólo los Rovers consiguieron encontrar un refugio en la montaña donde preparar su comida y poder disfrutar durante todo el día de su ruta por los Picos de Europa. El resto de las Ramas tuvimos que regresar a comer en el albergue.

La noche del viernes estuvo marcada por dos importantes ceremonias: el Consejo de Roca en Lobatos y el Consejo de Honor el la Tropa, en las que varios miembros de esas Ramas expresaron su deseo de realizar los diferentes compromisos.

El sábado la nieve dió paso a una lluvia intermitente que, al menos, nos permitió realizar varias actividades en el exterior y nos dió una tregua para las Ceremonias, tan importantes para nosotros.

Después de las Ceremonias, llegó el turno de festejar los compromisos realizados en ellas, así como el final del campamento que ya se aproximaba.

Y para ello ¡qué mejor que hacer nuestras propias fiestas patronales! Tuvimos de todo: el pregón del alcalde, la cena a base de estupendas viandas, la feria, la proclamación de los reyes y reinas de las fiestas y la gran verbena final.

Y, como ya viene siendo tradicón en los últimos campamentos de Semana Santa, el último día salió un sol radiante. ¡Siempre nos pasa que el buen tiempo nos llega el día que nos vamos! Pero pudimos disfrutar de las últimas actividades antes de ponernos a recoger toda la casa para irnos.

Tras cantar el Adiós Scout todos juntos frente al albergue, cojimos los autobuses para dormirnos durante las casi tres horas que duró el viaje de regreso a Burgos.

Lo hemos pasado en grande, disfrutando todo lo que hemos podido de un entorno natural realmente precioso. Tanto que ya estamos deseando que pasen estos tres meses y que llegue ya el campamento de verano.

Os dejamos aquí las fotos del campamento.

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