Acampada de Coordinadora de Pioneros

Este fin de semana nuestra unidad de pioneros estuvo en la acampada de la coordinadora de pioneros de Scouts Burgos, con la actividad central del descenso del río Nela en balsas.

Llevábamos un mes dando vueltas al proyecto (seguro que habeis visto una maqueta de nuestro diseño en la base) y consiguiendo y preparando los elementos con los que íbamos a hacer nuestra balsa.

Los días anteriores montamos y desmontamos la balsa en la base, para aprender la técnica y hacerlo rápidamente y con todo preparado el viernes cargamos en el camión nuestro proyecto de barca.

Conocíamos el río y sabíamos que había zonas de poco calado y roca, por lo que descartamos los neumáticos y nos decantamos por bidones metálicos.

Nuestra barca iba a tener una estructura de tubos de acero sujetados por bridas para andamio, la cubierta iba a estar forrada con tablas de madera unidas a la estructura por amarres e íbamos a forrar las zonas con las que nos pudiéramos rozar (los bordes de la estructura, las bridas metálicas, …) con protectores.

El sábado por la mañana (mañana de fiestas de San Pedro) habíamos quedado prontito, a las nueve de la mañana. Con caras de sueño embarcamos en el bus.

Cuando llegamos a Nofuentes comenzamos con los talleres que había preparado el Grupo Scout Cucaña – Nº1. El día estaba nublado, pero la temperatura era agradable y la zona muy chula. Llevamos a cabo diferentes talleres, montamos las tiendas (nosotros montamos nuestros dos dobles techos) y comimos.

Despues de la comida comenzó a chispear y nos fuimos de rutilla hasta Mijangos donde hicimos una interesante dinámica preparada por los pioneros de Sayela.

Tras la vuelta cenamos. Luego hicimos un juego de noche (Estratego o Rommel y Montgomery en nuestro grupo) y tras un rato de charleta nos fuimos al saco.

El domingo madrugamos. Había que preparar las balsas.

Cada grupo tenía su diseño. Desde el deportivo biplaza de Castores, pasando por nuestro conglomerado metálico, la versión manejable de La Yecla, el cajón balancín de Cucaña-Nº1, la plataforma flotante de Rododendro, la balsa-palét de Sayela, … La ingeniería se juntaba con la imaginación.

Como ya habíamos montado y desmontado la balsa un par de veces en la base no tuvimos problemas en el montaje, aunque nos llevó un ratillo. Pero el resultado parecía firme. A ver si pasaba el test del agua.

Pronto comenzó la prueba de fuego. Para empezar todas las balsas flotaban. Hubo un despliegue de aparataje complementario: el F1-Team de Antorcha (todos íbamos con la camiseta azul del 25 aniversario del grupo), los patitos de La Yecla (nunca sobra el ser precavidos), el look neopreno de Rododendro, el asiento Recaro de Castores, …

Comenzó el descenso y surgieron los imprevistos (algunos bastante previsibles).

Algunos neumáticos pincharon en las rocas por falta de calado, otros bidones se fueron llenando de agua y cual Titanic se transformaron en submarinos, …, pero con buen humor otras embarcaciones acudiamos al rescate (no cubría así que había más risas que lamentos) y todas las embarcaciones acabaron resumidas en tres con diferentes invitados, gente cambiando de balsa, patitos flotando, …

Nuestra barca fué una de las tres que resistió sin problema, no solo con nosotros, sino que teníamos invitados de La Yecla, Castores, Cucaña, …, de todos modos fué un placer.

Por la poca corriente, la destreza de los remeros (y la escasez de remos), y el overbooking de las embarcaciones el recorrido se recortó. En total la travesía duró unas cuatro horas de mucha aventurilla.

Tras secarnos y desmontar las balsas, comimos, cargamos el camión y cogimos el bus de vuelta. Con una reflexión (bastante positiva) en nuestra base y, sobre las diez, acabamos la aventura.

Ya puedes ver las fotos de la actividad.

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