Este fin de semana los pioneros nos hemos ido de acampada y, donde mejor, recien entrada la primavera, que irnos de aventura a un bosque.
Nos fuimos a un parque de aventura en los arboles en Cercedilla, a mas de 1.200 metros de altura en plena sierra madrileña, a un paso de Guadarrama o Navacerrada.
El sabado por la mañana cogimos un bus a Madrid. La idea era dormir en un camping en el pueblo de El Escorial y llegar alli ya era, de por si, una aventura.
Miles de estresantes transbordos en metros, trenes de cercanias y autobuses (allí entendimos lo de ‘Madrid me mata’) nos llevaron a media tarde al camping, que estaba bastante bien.
Por fin estábamos en el campo, un entorno donde nos sabemos mover mucho mejor.
Nos fuimos prontito a dormir por que el domingo teniamos que hacer un monton de cosas.
El domingo por la mañana nos toco madrugar. A las siete de la mañana nos levantamos, recogimos las tiendas y nos fuimos de marchilla hasta el pueblo.
Alli cogimos un cercanias que nos llevo a Villalba y enlazamos con otro que nos dejo en Cercedilla. En este pueblo desayunamos y cogimos otro bus, el último por fin, que nos dejaba cerca del parque.
La zona era chulísima (ahora entiendo por que los madrileños se van a la sierra todos los findes) y aunque la mañana era fresca, el tiempo nos estaba respetando y el agua que temiamos no aparecio.
Al llegar al parque nos equiparon con los arneses, la seguridad esta supercontrolada, y nos dieron un cursillo sobre como ir realizando los diversos juegos.
El parque consiste en diferentes recorridos que se desarrollan entre plataformas en los arboles con una dificultad creciente, a una altura de entre 2 y 13 metros de altura. Alli has de pasar de un arbol a otro atravesando redes, balanceandote en las lianas, deslizandote por tirolinas, cruzando puentes monos, ascendiendo por las presas del rocodromo, …
En todo momento vas asegurado por un arnes y dos mosquetones, o en el caso de las tirolinas por una polea, a un cable de seguridad (estos cables van, paralelos a ti en todos los juegos, tirolinas, lianas, …), pero a 13 metros de altura aunque sepas que si caes te quedas colgado de tu arnes, da cosilla saltar de un arbol a otro aferrado a una simple liana de soga, …
La verdad es que disfrutamos como enanos. La aprension inicial poco a poco se fue convirtiendo en adrenalina que te animaba a pasar de arbol a arbol y la sensacion de vertigo disminuia a medida que cogias altura.
Tras tres horas de juegos, que se nos pasaron en un volao, algun ratillo entre esporádicos copos de nieve que le daban un punto muy auténtico, bajamos al pueblo donde, ya más relajados, comimos, enlazamos con Madrid en un cercanias y a eso de las diez de la noche llegamos dormitando por el agotamiento, a la estación de autobuses de Burgos.
Una aventura, muy pionera, para repetir.
Ya podeis ver las fotos de la aventura.