Ruta 027 – RoverWay

Ya estamos de vuelta, recordando los momentos vividos en el RoverWay 06.

Realmente no ha habido un RoverWay, sino que cada uno ha tenido su propio RoverWay, su propio desafío de compartir, 5.000 experiencias de Dare to Share. Ahí va la nuestra.

Nuestra ruta, la ruta 027, comenzó el 4 de agosto en Burgos. La gente de Antorcha íbamos repartidos en diferentes clanes con gente de otros grupos. En el nuestro estábamos de nuestro grupo Cristina, Bea y Melo.

Ese día al punto de la mañana cogimos, junto con otros scouts de Burgos y Segovia un autobús que no llevaría hasta el aeropuerto de Santander. Allí facturamos y en un par de horas aterrizamos en el aeropuerto de Ciampino, en Roma.

Allí habíamos quedado con un sacerdote que nos iba a llevar a dejar las cosas y a dormir al Colegio Español de Roma, pero no aparecía por ninguna parte. Tras hora y media en el aeropuerto y un montón de llamadas (descubrimos por qué a Roma le llaman la “Ciudad Eterna”) conseguimos contactar con él, pero con buenas palabras se desdijo de su compromiso y nos encontramos a media tarde en la calle, puff.

Había que buscarse la vida y nos dividimos por clanes para ser más ágiles (es complicado encontrar un sitio para 30 personas). Mientras unos decidieron adelantar un día su viaje a Venecia, otros localizaron un par de campings donde conseguimos acomodo.

Esa noche descubrimos lo que es la pizza y que no tiene nada que ver con lo que nos dan en España (también descubriríamos al día siguiente que la pasta en cantidades industriales agota, que la polenta no es alta cocina, y que en Italia tienen un concepto un poco extraño de lo que es el pan y que el agua es “frizante”)

A la mañana siguiente madrugamos, compramos los billetes para la noche, nos calzamos 7 capuchinos con su correspondiente brioche (en ésto también tienen mano) y nos encaminamos a recorrer Roma.

Para empezar confundimos la basílica de San Paolo con la de San Pietro y nos encontramos en la otra punta de Roma en una basílica preciosa que de otro modo no hubiéramos visto. Subsanado el error nos encaminamos a la basílica de San Pedro, en el Vaticano. Roma estaba plagada de scouts.

Tras esto visitamos el Coliseo, la Fontana de Trevi, el Panteón, la Piazza de Espagna, …

Por la noche cogimos un coche cama que nos llevó hasta Bolonia que tras un transbordo a las 5 de la mañana nos llevó a Venecia a las nueve de la mañana.

Agotados, pero muy motivados conocimos a Gianluca, el responsable de la ruta (un tío encantador) y a su clan del grupo scout Feltre 1, así como al clan de Lecce 3 Costa Novoli (Italia) y al de Cluj-Napoca (Rumanía).

Era la gente con la que íbamos a compartir la ruta.

Con ellos (y con otros 500 scouts de otras rutas) compartimos la ceremonia de inauguración del RoverWay de Venecia, un poco lenta pero curiosa, y recorrimos la ciudad atravesando sus canales.

A media tarde cogimos un autobús con nuestros compañeros de ruta y llegamos a Feltre, una bonita localidad enclavada en medio de un circo de montañas, en medio de los Dolomitas Feltrinos, cerca de la frontera con Austria.

Tras acampar dentro de unas tiendas parque que habían dispuesto para evitar la humedad y ducharnos, cenamos y acabamos la noche con una velada en la que el tema estrella fue el baile de la fruta, que acabaría siendo la banda sonora de la ruta. Tras esto nos fuimos al saco. Al día siguiente había que madrugar.

Y madrugamos. A las seis y media estábamos arriba. Estábamos allí para compartir y conocer la zona y el grupo scout anfitrión, Feltre 1, nos había preparado un programa trepidante. En cuatro días no tuvimos un momento libre y mereció la pena.

La ruta tenía mucho trabajo previo detrás y lo tenían casi todo preparado al milímetro. Y lo que no lo resolvían con “cuore” y genialidad italiana. Comenzamos a disfrutar.

El clan de Feltre 1 estaba superconcienciado y rápido conectamos con ellos. A los rovers de Lecce y a los rumanos les costó un poco más, pero acabamos haciendo piña.

Montamos en las furgos (las “machinnas”) y acudimos a un ayuntamiento, donde nos recibió el alcalde en el Salón de Plenos y nos dio unos regalos, dándonos en un discurso la bienvenida a su municipio en el que íbamos a comenzar nuestra ruta en el Monte Grappa. Un lugar histórico.

En este monte tuvo lugar una de las más sangrientas batallas de la primera guerra mudial en la que murieron 75.000 soldados italianos y astrohúngaros. Los italianos fortificaron el monte ahuecándolos con kilómetros de galerías y resistieron los tres ataque del ejército astrohúngaro. Miles de hombres inmolaron sus vidas, y hoy en la cima del Grappa, un sagrario conserva sus restos.

El cuerpo central del monumento, donde están custodiados los restos de 12.615 caídos, de los cuales 10.332 desconocidos, está constituido por cinco grandísimos escalones concéntricos que forman una gran pirámide.

En la punta emerge una pequeña capilla artística, santuario de la Virgen del Grappa. Al lado de la entrada se encuentra el cuartel Milano, hoy museo histórico donde nos recibieron los responsables del acuartelamiento, nos proyectaron unos documentales cinematográficos de la época y nos enseñaron el entramado de galerías que horada el monte. Allí pudimos palpar qué es la guerra y qué es la paz.

Acudimos a dormir a un fojaroih, un curioso refugio de montaña tradicional y acabamos la noche con un fuego de campamento (jo, vaya hoguera se cascaron para estar en un parque nacional) y recogidos en el refugio.

A la mañana siguiente comenzamos nuevamente a las seis y media de la mañana, pesaba el sueño, pero merecía la pena. Seguimos recorriendo el Monte Grappa y acudimos a comer al Sacro Cuore en un marco incomparable. Proseguimos la tarde en la cooperativa Arcobaleno viendo como se elabora tradicionalmente el queso de la comarca (y de paso disfrutándolo) y acabamos con una ducha en nuestro campo base en Feltre.

Cenamos una deliciosa lasagna casera (la logística de cocina, transportes, relación con instituciones, medios, …, que había dispuesto el grupo scout de Feltre era una pasada) y acabamos Santuario de los S.S. Vittore y Corona. Un edificio con una arquitectura muy curiosa, es una joya del arte románica con notables influencias de arte bizantino. Un románico mucho más liviano que el castellano.

Al día siguiente madrugamos para subir al Parco Nazionale Dolomiti Bellunesi. Una pasada. Llegamos desde los 400 metros de Feltre hasta más de 2.000. Muflones, corzos, acebos, multitud de insectívoros, …, en un paisaje muy salvaje.

Comimos en un refugio cerca de la cima y a la hora de bajar nos pegó la gran chaparrada. El monte estaba precioso, con un montón de brillos, oliendo a yerba mojada y a ozono, …, regresamos a Feltre caladitos tras dos horas de lluvia, nos secamos, nos duchamos y acabamos la noche con la cena y una velada.

A la mañana siguiente nuevo madrugón (esta vez negociamos que fuera a las siete de la mañana). Hoy nos tocaba ver la ciudad de Feltre. Feltre es una localidad de 20.000 habitantes que cuenta con su propia catedral.

Desde la ciudad vieja, que se extiende entorno a la Piazza Maggiore(del siglo XVI), con sus palacios renacentistas, el antiguo teatro, la sala de los estandartes y el castillo de Alboino, se ramifican estradas y callejuelas sobre las cuales se asoman palacios con frescos, elegantes ajimeces, balcones en piedra calada espacios urbanos que nos reportan atrás a tiempos ya olvidados.

También visitamos el museo Rizzarda, uno de los mayores ejemplos europeos del hierro forjado.

Cruzando la colina a través de una de las antiguas puertas (Porta Imperiale, Port’Oria o Porta Pusterla) visitamos el área arqueológica bajo el sagrario del Duomo, recientemente abierta al público y que presenta un complejo de hallazgos de época romana y medieval muy curioso.

Esa tarde visitamos el Museo de los Sueños. Y tras la cena (en la que les brindamos una tortilla de patata) acabamos la noche con una velada en la que participaron los máximos dirigentes scouts de la zona y en la que sonó hasta Fifí.

O eso creíamos, pero cuando nos íbamos a ir a dormir comenzó el fin de fiesta.

Un gruppo de sbandieratori nos ofreció un espectáculo, con sus tambores y banderas, alucinante. Y como no, acabó la noche con el baile de la fruta. Fué una noche de charleta y a las cuatro y media nos levantamos para coger el bus a las cinco. Teníamos un largo viaje hasta Loppiano.

Y menos mal que fué largo por que nos permitió descansar. A medio viaje paramos en un área de servicio para desayunar y comenzamos a adentrarnos en la Toscana para, a las once de la mañana llegar a Loppiano. Allí comenzaba la segunda parte de nuestra ruta.

El campamento de Loppiano era una pasada. Todo estaba preparado para recibir a 5.000 scouts de todo el mundo con los que compartir los siguientes cuatro días del RoverWay.

Tras una reparadora duchita y una vuelta al campamento en la que estuvimos con nuestra gente, comimos y esa tarde comenzamos con los talleres (bottegues).

Allí nos asesoró Covadonga, del equipo internacional del mSc, nuestro contacto con la ‘organización’ que en todo momento se preocupó por gestionarnos todo lo necesario y solucionarnos, en la medida de lo posible, las cuestiones que se iban planteando. Gracias Cova.

Tras la cena tuvo lugar la ceremonia inaugural y un ‘apasionante’ concierto (bastante panoli) del grupo Gen Rosso. A sus espaldas más de 1.700 conciertos, 160 giras en 41 naciones, 53 álbumes y más de 5 millones de espectadores; talleres de arte, manifestaciones internacionales, «mega-eventos juveniles», …

Un poco rollito orquestilla ochentera de hotel de tercera de costa. Seguro que tenía ‘su’ público pero por nosotros se lo podían haber ahorrado.

Mucho más interesantes eran las jam-sessions improvisadas que surgían en cualquier esquina.

Esa noche llovió en Loppiano. En Florencia había caído una gran tormenta.

La mañana siguiente proseguimos con los talleres, bottegues, ateliers, mesas redondas, stands de diferentes asociaciones e iniciativas, conversaciones chapurreadas en diferentes idiomas, compras en la tienda scout y experimentando el desafío de compartir, el lema del RoverWay.

A las cinco los cinco mil scouts debíamos partir a pasar la tarde recorriendo Florencia, donde se habían montado diferentes espectáculos de teatro de calle, batucadas, …, y retornar a la una de la mañana tras un espectáculo en el escenario montado en le Piazza Michelangelo, desde la que se domina la ciudad.

La tormenta de la noche anterior había dejado impracticable el escenario del evento nocturno por lo que se cambiaron los planes y se decidió retornar antes y llevarlo a cabo en el anfiteatro de Loppiano.

A la hora de salir comenzó a llover, los organizadores italianos se liaron, los carabinieri y protección civil les ayudaron a liarse y se montó un “chow” en el que tardamos tres horas en recorrer 30 kms. en bus, patear a toda velocidad Florencia bajo la lluvia, meternos un plato de pasta bajo la lluvia (del patrocinador Barilla que había presionado para que la actividad siguiera adelante) y retornar calados a la una de la mañana. Una chapucilla.

A la mañana siguiente, secos, pusimos en orden el campamento y hubo diferentes juegos, conciertillos improvisados, surgieron debates, intercambios de pañoletas, camisas, parches, …

Tras la comida hubo nuevos bottegues y acudimos a misa. Era domingo y fue una gozada ver la animación que le ponen los scouts italianos. Un tema más a aprender.

Y tras la cena tuvo lugar la ceremonia de clausura. Fue bastante emocionante y en medio el Secretario General del Movimiento Scout Mundial, Eduardo Missoni (un tío muy majete con el que coincidimos varias veces, muy campechano y con un castellano más que aceptable) nos dió la noticia del alto el fuego en Líbano.

La noche fue larga y a la mañana siguiente recogimos nuestras tiendas y comenzamos a evacuar el campamento. Pese a lo que nos temíamos la logística de la evacuación fue bastante buena (aprendieron de la aventura florentina) y en un plazo razonable estábamos en Florencia.

A partir de ahí unos comenzamos el retorno a España, otros están aprovechando para conocer Italia e incluso hay quién sigue de ruta a Kandersteg.

En resumen, ha sido una experiencia muy vivencial que pese a algún desajuste ha calado en todos nosotros. Ahora hay que seguir poniendo en práctica todo lo que hemos aprendido como nos comentaba Missoni cuando coincidimos con él, al día siguiente de la finalización del RoverWay, visitando Florencia.

Ya podeis ver algunas fotos de nuestra ruta del RoverWay. De todos modos seguiremos subiendo fotos durante unos días.

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